Pero al igual que en la sabia naturaleza crece el vegetal de la virtud, también florece la diabólica planta del pecado. En este caso, el lado opuesto a la inocente Constanza estaba representado por el capellán, un sanguíneo presbítero amante de la buena mesa y del vino. Este hombre lujurioso llevaba con desenvoltura su ministerio entre las monjas, como lobo disfrazado que pasea su nervioso cuidado entre un rebaño de corderos.
El capellán se había fijado en la bella Constanza; pero el sistema de seducción que utilizaba como señuelo, la conversación espiritual en el sacramental y romántico patio del convento - que olía a flores regadas por el amor de las hermanas-, con el latido de la fuente recreando las historias de santas con las que el maligno cazador pretendía entrelazar a la doncella con el lazo de la duda. Todas aquellas estratagemas no habían tenido éxito en este caso; el confesionario, que suele ser lugar propicio para que germine la destemplanza, tampoco dio ninguna clase de resultado al Capellán.
Las adversidades solo sirvieron para alimentar la lujuria que moraba en el interior del presbítero.
Como buen cazador, el Capellán apreciaba más que ninguna otra las piezas de cobranza difícil y Sor Constanza era, entre las monjitas, la única que había escapado a sus tendidas redes.
El mal Capellán no pasó los días inactivo, apretado más que nunca por las ansias del corazón. Preparó un plan infalible... La seducción dejaba paso a la estrategia procaz; el método amoroso, al pavoroso y traidor engaño. pero el vate había leído a los clásicos griegos y ellos estaban de su parte.
Hacía tiempo venía observando las costumbre se la buena monja. No se le había pasado por alto la devoción que Sor Constanza manifestaba por la estatua barbada. Sabía, además, que la hermana, los días de sofocante calor, aprovechaba el frescor de la capilla para quedarse a los pies de su querido santo. Una de las noches, el Capellán, más decidido que nunca, bajó a la capilla y se disfrazó con un viejo sayal, una espesa barba y un bastón a la manera de San Bartolomé. A continuación, quitó de su peana, con gran esfuerzo, la imagen y se dispuso a aguardar entre las sombras la llegada de la hermana.
Como suele suceder, la fortuna toma partido por el malvado y Constanza apareció aquella noche. El Capellán al escuchar su llegada se colocó en el lugar del santo esperando que las sombras envolventes lograran disimular sus ojos redondos como los de un pescado y la blandura de sus labios que nada tenían que ver con las viriles angulosidades del estatuario santo.
La recatada monja, sin apercibirse del cambio y como era su costumbre, se arrodilló y amorosamente recitó una plegaria compuesta por ella a la gloria del santo.
" San Bartolomé que en la tierra has estado
y entre los mortales a Cristo anunciado,
ruega por nosotros que en el mundo existimos
y por Constanza, tu sierva, que el amor ofrecimos.
Por tu pasión y por tu verbo amado
te quitaron la piel del cuerpo sonrosado.
Perdona al malvado y perdónanos amado
a quien con la fe y contricción esto te ha
rezado."
En esta actitud permaneció Constanza hasta que pasado un buen rato se persignó dispuesta a abandonar la capilla. Entonces, desde la figura del falso Bartolomé y desde aquella barba espesa surgió una voz opaca:
- No abandones todavía, fidelísima Constanza, este noble lugar de oración. Hace ya mucho tiempo que asistimos a tu devoción y es para nosotros motivo de alegría el brillo de tus virtudes que resplandecen en el cielo como luminarias brillantísimas...
Constanza aterrada al escuchar aquella voz sepulcral estuvo a punto de salir corriendo; pero pudo más en ella el sentimiento cristiano de ver en el milagro una de las manifestaciones singulares de la santidad que cualquier otra consideración, así que cayó postrada al suelo rezando todas las jaculatorias que llegaban a su cabeza.
- No has de tener cuidado de nos - continuó el taimado fraile dispuesto a sosegar a la paloma -, noble y hermosa Constanza que eres gratísima a los ojos del que todo lo puede y a sus santos y a sus confesores. Hasta nuestro corazón han llegado las dulcísimas plegarias que con tanta profusión has pronunciado. Nos , queriendo dar pruebas de nuestro afectísimo y dilecto amor hemos querido trocar para ti la frialdad de la representación de esta estatua por el cuerpo de carne y hueso que fue hecho para mayor gloria del señor Dios de los cielos y de la tierra.
Constanza pudo comprobar , entonces, que el San Bartolomé dejaba su bastón a un lado y, con cierto esfuerzo, bajaba del pedestal y se ponía junto a ella hablándola con palabras que parecían más el lenguaje del amor que el lenguaje de los santos del cielo.
Pasaron las noches y los felices encuentros se sucedieron en el himeneo de la capilla consagrada.
Constanza, suponiendo que todo aquello era designio divino, se entregaba sin reservas a los impulsos del sacrílego Capellán que ya no escondía sus apetencias terrenales ni de palabra, ni de obra.
La escena se repetía noche tras noche, Constanza bajaba a la capilla, recitaba su plegaria y san Bartolomé tomando vida terrena se apeaba del basamento y se reunía con la joven.
En una de las ocasiones y cuando el Capellán iba a descender de su sitial se le enredó la sandalia, tropezó y se vino al suelo con palo y todo. Con el golpe, la barba postiza salió volando y se fue a caer en el regazo de Constanza que al instante comprendió el engaño...
Lo que pasó luego es fácil de imaginar, el falso san Bartolomé corriendo como un alma en pena y los gritos y lloros de la monja que hicieron levantar a todo el convento en plena noche. El asunto llegó a manos del obispo que, cansado de las tropelía del Capellán. decidió castigarlo de manera ejemplar y lo puso en manos del Santo Oficio.
El Capellán fue acusado de toda clase de sacrilegios, de apostasía y de culto al diablo. El juez del tribunal, que solía tener un gusto especial en materia de condenas, inventó para el falsario un castigo terrible y ya que el acusado había querido tomar la forma del santo en vida, era justo que también lo imitara en su muerte: Así que la condena consistió en ser desollado vivo.
La sentencia se puso en práctica y la piel del Capellán fue extraída del sonrosado cuerpo y extendida en un bastidor y, como si se tratara de una pintura, se colocó a la entrada del convento.
Fue un de las cosas admirables que vieron las gentes por aquellos días.
La propia Constanza, algún tiempo más tarde, con la piel del capellán sacrílego, confeccionó y encuadernó un precioso cantoral que se guardó en el convento...
- El profesor interrumpió un momento su narración mientras se levantaba y abría las ventanas para que penetrara un poco del fresco de la noche. Luego volvió a sentarse y continuó su relato-.
El cuaderno hebreo explica pocos detalles de lo que ocurrió posteriormente. Al parecer, se sucedieron las desapariciones inexplicables de monjas, como si una maldición hubiera caído sobre el convento. Supongo que la abadía y sus pertenencias fueron vendidas con el tiempo. Desde entonces el libro encuadernado con la piel del sacrílego perteneció a muchas personas y sobre el cantoral empezaron a circular muchas leyendas. La más común de todas ellas era que allí donde se encontrase el libro maldito ocurrían extrañas desapariciones de personas y, lo más importante, con cada desaparición quedaba escrita una nueva página. Una página escrita en un lenguaje singular que nadie era capaz de entender ni de interpretar. Por fin, después de mucho rodar por el mundo el libro fue a caer en las manos del judío escondido que entendía de ciencias ocultas y estaba iniciado en la antigua ciencia de Trimesgistos; el mismo judío que escribió el diario que yo encontré metido en el forro del cofre.
El judío, al parecer, conocía las diabólicas costumbres del santoral de piel humana y prohibió a toda su familia que entrara en la habitación donde se guardaba. Pero, como ocurre a menudo, a pesar de las serias advertencias, o por culpa de ellas, su joven hija, desapareció una buena mañana. El anticuario, temiendo lo peor, corrió a la habitación cerrada y allí pudo ver con desesperación que la boca cerrada del santoral colgaba, como una especie de lengua, un trozo del vestido de su hija y comprobó que una nueva página había sido escrita...
Esta es la historia del libro antropófago que, en resumidas cuentas, coincide de extraña manera con lo que contó Basilisa en el mismo lugar donde se desarrollaron estos acontecimientos. Nadie ha podido saber nada de esto, pues salvo yo nadie ha leído el diario del anticuario.
Celestino y el profesor se quedaron callados, sumidos en el espeso silencio que rodea la latitud de los misterios. Mientras, por los grandes ventanales de la habitación del hotel, se iba haciendo de día.
Toledo como una joya resplandeciente se iba iluminando, como si un viejo farero fuera encendiendo una a una las luces de la mañana. Algunos gallos de las alquerías de las inmediaciones comenzaron a cantar
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
"Hola.
ResponderEliminar"
"Antes de nada, perdona que te escriba esto como un comentario, pero es que no vi tu email en el tu blog
"
"Soy el webmaster de publizida.es
"
"
"
"Publizida BLOG'S es un ranking / directorio de clasificación de blogs en español, creado con el único propósito de dar a conocer los mejores blog's
"
"
"
"Registrando su blog en Publizida BLOG'S accederás al servicio de estadísticas gratuitas y podrás participar en el TOP.RANKING
"
"También puedes acceder a la valoración que los usuarios hacen de su página.
"
"
"
"Y lo mas importante...
"
"darte a conocer y aumentar el numero de visitantes a tu BLOG de manera totalmente gratuita.
"
"
"
"Si te interesa puedes darte de alta
"
"ALTA DIRECTORIO DE BLOGS
"
"
"
"o visitanos en ......
"
"
"
"DIRECTORIO DE BLOGS
"
"
"
"HTTP://PUBLIZIDA.ES
"
"
"
"Muchas Gracias por tu tiempo... y disculpa si no fue la mejor manera de darme a conocer.
"
"
"
"Un saludo.
"
"
"
"DAVID T.
"
"Webmaster de Publizida.es
"